Nací y crecí en el corazón del Eje Cafetero, rodeado de montañas verdes y el aroma del café. Como buen paisa, mi infancia estuvo marcada por momentos en familia y sabores que unían corazones. De todos ellos, el tamal paisa siempre tuvo un lugar especial: el plato que no faltaba en las celebraciones y domingos en casa de la abuela.

Al vivir lejos de mi tierra, comencé a extrañar esos sabores que llevan el alma paisa en cada bocado. Por eso, decidí compartir esta tradición con mi comunidad, combinando recetas ancestrales con ingredientes frescos y preparación artesanal.

Mi misión es llevar el sabor auténtico de nuestra tierra a cada hogar, porque un tamal paisa no es solo comida, es conexión, tradición y un homenaje a nuestras raíces.